«Me da vergüenza que alguien pueda comparar el naufragio del «Costa Concordia» con el «Titanic», porque es injusto y porque no tienen ni una sola coincidencia»

«¿Alguien puede creer que una persona que cobra 396 euros al mes puede formar parte, como profesional, de la tripulación de un barco?».

Durante los últimos días, muchos medios de comunicación han solicitado la opinión del Presidente de la Fundación Titanic, el periodista Jesús Ferreiro,  las coincidencias entre los naufragios del Costa Concordia y el Titanic: «La verdad es que me da mucha vergüenza, por lo injusto que es, cuando escucho que ambos naufragios tienen muchas coincidencias y la realidad es que no tienen ningún.

Cualquier persona que visite la macro exposición “Titanic The Exhibition” que se inaugura el día 26 en Mérida, se podrá dar cuenta de lo siguiente:

1ª.-.    La construcción que, aunque con una diferencia de 100 años, si el «Costa Concordia» hubiese  sufrido la separación de las planchas de su casco, igual que sufrió el Titanic se hubiese hundido en apenas 30 minutos, y el Titanic aguantó a flote casi tres horas.

2º.-.    El «Costa Concordia» se quedó inmediatamente sin energía eléctrica y sin luz, por lo que ni un solo instante pudieron funcionar las bombas de achique. Por el contrario, el Titanic se hundió con las luces encendidas y con las bombas de achique funcionando, aunque para ello los «fogoneros» de la sala de calderas nº 1 estuvieron paleando carbón en las calderas hasta el último minuto, perdiendo todos ellos su vida en el naufragio.

3º.-.    Aunque casi eran de la misma eslora (largo), sin embargo los aparatos de navegación no tenían nada que ver. El Titanic no tenía ni radar (aún no se utilizaba en la navegación), ni mucho menos sonda. Todo había que hacerlo «a mano», es decir, la labor del radar con vigías, y la de la sonda fiándose de las cartas marinas. Sin embargo, en el caso del «Costa Concordia» todos los oficiales que se encontraban de guardia en el puente de mando escucharon las alarmas de las sondas electrónicas, indicando la falta de fondo, pero ninguno hizo caso a las alarmas y obedecieron la orden del capitán.

4º.-.    La mayoría de la tripulación del Titanic eran marinos profesionales, sin embargo, la mayoría de la tripulación del «Costa Concordia» son camareros, cocineros, personal del servicio de habitaciones, relaciones públicas, etc. etc.  (una de estas personas ha declarado que no se les puede exigir que además de su trabajo de camarera, supiese cosas de salvamento marítimo, sobre todo cobrando la miseria de 396 euros al mes, eso si, con cama y comida.

5º.-.    En los cuatro días que duró la navegación, y la vida, del Titanic, se realizaron 3 ejercicios, obligatorios para tripulantes y pasajeros, por lo que, la noche del naufragio, no se produjeron especiales momentos de confusión. y la mayoría acudió con «normalidad» a su «punto de encuentro». Sin embargo no ocurrió lo mismo en el caso de «Costa Concordia» cuando, además, los ejercicios de «abandono de buque» no son obligatorios y, en muchos casos, los pasajeros se los toman a broma y solo los utilizan para hacerse fotografías con los chalecos puestos.

6º.-.    El comportamiento de ambas tripulaciones nada tiene que ver. En el «Titanic» su comportamiento fue ejemplar, muriendo además 685 de sus 898 tripulantes.

7º.-.    He dejado para el final el comportamiento de los capitanes.  En el Titanic, no solo dirigió el «abandono de buque», sino que eligió, cuando ya todo era irremediable y el barco se hundía, se encerró  en «cuarto de derrota» (lugar donde en las caretas marinas se marca los rumbos del barco), y se hundió con él. Su cuerpo nunca fue recuperado.    Sin embargo, el capitán del «Costa Concordia» tuvo una actitud cobarde, indigna, vergonzosa y solo posible en una persona débil, ignorante e incapacitada para llevar en sus hombros los galones de capitán de la marina mercante. Es una vergüenza para cualquier marino y espero, bueno más bien deseo, que todo el peso de la Ley caiga sobre él.

En  opinión del presidente de la Fundación Titanic, el Costa Concordia tendría que haber sido cubierto, desde el siguiente día de su naufragio, con una gran «funda de plástico» para intentar evitar la gran marea negra que  sin duda se va a producir y, desde luego, será imposible  reflotar el barco y terminará desguazado, o por la mar o por el hombre.


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