La Fundación Titanic ofrece la colaboración de un experto español para colaborar en las tareas de recuperación del vertido en el Golfo de México.
La Fundación Titanic ofrece la colaboración de un experto español para colaborar en las tareas de recuperación del vertido en el Golfo de México.
Igual que el TITANIC, este desastre servirá para actualizar, y endurecer, las leyes marítimas, en esta ocasión, las que perpiten la extracción en la mar a través de plataformas.
Rafael Lobeto, ex director general de la Marina Mercante, y experto en derecho maritimo anticontaminación, es secretario general de la Fundación Titanic y Phillippe Cousteau.
Madrid, 11 de junio de 2010. ( Press Fundación): Jesús Ferreiro, presidente de la Fundación Titanic, en un escrito enviado a través de Mitch Stewart, director de la OFA ( Organizing for America ) de la cual es miembro, se ha dirigido a Thad Alen, Jefe de Operaciones del Gobierno americano en el Golfo de México, ofreciendo la colaboración de Rafael Lobeto, ex director general de la Marina Mercante, experto en derecho marítimo y tareas de anticontaminación, y secretario general de la Fundación Titanic y de la Fundación Phillipe Cousteau, con el fin de aportar su experiencia y colaborar en las tareas que se llevan a cabo en el Golfo de México tras la explosión, y posterior hundimiento, el pasado 20 de abril, de una plataforma petrolífera, en cuyo accidente fallecieron 11 personas.
En el escrito, del que también se ha enviado copia al presidente de EE.UU., se indica que, esta desinteresada colaboración, esta motivada, entre otras razones, porque en los estatutos de la Fundación, figura, como una de sus obligaciones, la lucha contra la contaminación y el respeto al medio ambiente marino.
Este desastre ecológico, el mayor de la historia de EE.UU., donde ya se han vertido a la mar más de 6 millones de litros diarios, servirá, según Rafael Lobeto, para cambiar las leyes, y hacerlas cumplir, en las que se amparan las empresas petrolíferas para realizar estos trabajos en la mar y que, sin duda, ha quedado demostrado que hay que adaptarlas, y endurecerlas, para evitar daños tan irreparables como este, al igual que, en el año 1912, la catástrofe del Titanic servicio para actualizar, y endurecer, las leyes se la seguridad de la vida humana en la mar.