La exposición ‘Titanic’ sigue siendo el gran éxito
Cuando uno abandona el Museu Maritim de Barcelona después de ver la exposición Titanic -que sigue siendo el gran éxito- piensa en un trozo de carbón mineral y en la cara noble y tiznada de George Hinckley, fogonero de 35 años, que murió junto a sus compañeros en la caldera número uno del legendario transatlántico.
El trozo de carbón mineral recuperado, que se expone en la muestra, recuerda que Hinckley y todos sus compañeros murieron junto a las calderas del Titanic, Para ellos, para la llamada brigada negra, no hubo posibilidad alguna de bote salvavidas. Después de la colisión, todos ellos permanecieron voluntariamente: en sus puestos, alimentando las calderas para : que el buque diseñado por Thomas Andrews pudiera seguir manteniéndose a flote.
Ya no hay fogoneros como Hincldey y los suyos. Obreros condenados a la pala, el sudor y el tizne, pero verticales, Ni músicos para la primera clase como Hartley, Taylor, Woodward, Brailey, Krins, Bricoux, Clarke y Hume. Porque también los del vals yel ragtime se hundieron voluntariamente con el violín puesto.
Ahora somos más prácticos. Sálvese quien pueda, y el último ya no apaga la luz. Tampoco apaga la luz. Ahora, visitando la exposición dedicada al Titanic, cuando se llega a las fotografías de los ricos, a los pasajeros de primera clase, por ejemplo, Hemy Widener y su madre Eleonor, todos admiran los hermosos ojos y el porte de la dama. y se enternecen viendo las botas de la niña Louise Kink, que pudo salvar» se y guardó esas botas durante toda su vida. Pera cuando se llega a las fotografías de los músicos son demasiados los que preguntan por qué : siguieron tocando aquellos locos en la cubierta. «Eran tiempos en que el honor y la Iealtac se tenían como valores sociales». Eso fue lo que me dijo Jesús Ferreiro, probablemente gallego y vicepresidente y director general de Titanic Centenary 2012, Ltd.
Aunque sólo sea para recordar que alguna vez existieron esos dos valores sociales ya va] la pena visitar la exposición.